El concepto psicológico de red social
refiere al conjunto de individuos significativos, familia,
amigos, relaciones de trabajo, y de estudio. Es la suma de
todas esas relaciones que un individuo percibe como
significativas o define como diferenciadas de la masa anónima
de la sociedad.
La red social favorece muchas actividades
personales que se asocian positivamente con la sobrevida:
rutina de dieta, de ejercicios, de sueño, de adhesión a
régimen de medicamentos y, en general a cuidados de salud.
Cuando se cuenta con un sistema de apoyo la vulnerabilidad a
las enfermedades es muy baja y la posibilidad de recuperación
de cualquier enfermedad es mayor que si la persona se
encuentra aislada socialmente.
Existe amplia evidencia que una red social
personal estable, activa, sensible y confiable protege a
la persona contra enfermedades, actúa como agente de ayuda,
afecta la pertinencia y rapidez de utilización de los
servicios de salud, y además acelera los procesos de curación
y aumenta la sobrevida. Una red social es salutogénica.
La falta de conocimiento de todas estas
condiciones es una de las principales barreras para que la
gente adopte comportamientos saludables.
La gente menos integrada socialmente, tiene
más probabilidades de morir, es decir, existe una correlación
directa entre la calidad de la red social y calidad de la
salud. Existe una mayor probabilidad de suicidio en los
individuos más aislados socialmente, en comparación con
quienes poseen una red social más amplia, accesible e
integrada.
Las mujeres, probablemente en función
de una facilitación cultural y de "entrenamiento" social
consiguiente, tienden a establecer relaciones de mejor calidad
(de mayor variedad de funciones, de mayor intimidad y de mayor
duración) que los hombres. Esta habilidad socializante en las
mujeres las hace menos vulnerables aun cuando el número de su
red sea mínimo: la riqueza de esos pocos vínculos lo
compensa.